Núria Serra Alsina

Reflexiones en confinamiento

Aunque esté encerrada entre cuatro paredes… Los límites de la mente son inconmensurables. Aunque el cuerpo pueda sentirse encadenado, aprisionado entre cuatro paredes, un techo, el ventanal da rienda suelta a la mente que no se conforma.

Vuela, se expande, imagina, visualiza y no cesa en el intento de buscar la libertad. Una libertad que va mucho más allá de lo físico; una libertad que se siente en lo más profundo del ser.

Jackeline, esa alma buena, hermosa, con quien conecto más allá de esta habitación, ese amor recíproco que traspasa kilómetros y kilómetros, países, banderas, continentes, mares y océanos… me ha dado alas para ver todo esto com un águila: desde las alturas, desde el amor, el brillo, la comprensión de la etapa que estoy viviendo para un propósito más grande que yo misma.

Itzi, bella mujer sabia y poderosa, unida a esta conexión, me ha hecho sentir este gran propósito con la Tierra. Mi ser está ya encaminado. ¿Me hubiera perdido de no ser así?

Aún hay cosas que se escapan de mi lógica y comprensión pero confío, confío en ellas y sé que responde a un mayor bien.

Mi sobrina, nos miramos a través de un cristal. Aún y así, en estas condiciones, nos miramos, conectamos, nos amamos, creamos, jugamos, dibujamos árboles con acuarelas en los ventanales que tardaré a volver a ver, playa que anhelo en cada suspiro. Piezas de construcción para crear algo de cero. Ella me invita a jugar, a construir de nuevo, a tocarnos cristal por en medio persiguiéndonos las manos a un ritmo acompasado. Bailamos al compás de los latidos del corazón. Anhelamos un abrazo que no sabemos cuando vamos a poder darnos de nuevo. Aún y así la siento cerca. La miro con una sonrisa y las lágrimas resbalan calentando mis mejillas. Impotencia, incomprensión, amor, compañía, valentía, fuerza, de nuevo templanza.

¡Cuánto amor! ¿Así es como amamos cuando no puede haber contacto físico?

¿Dónde me encuentro?

Agradezco este invento denominado móvil, redes sociales, bolígrafo y papel en mano y teclado y pantalla.

Agradezco a mi madre el vernos tras el ventanal, en la terraza, el traerme la comida y dejármela en la puerta. Tortilla hecha con los huevos de las gallinas que crían mis padres con amor. ¡Simplemente, deliciosa! y tomates del huerto. La abundancia aparece y siempre hay algo por lo que agradecer.

Bocado a bocado me lo como con conciencia y presencia, meditativamente, agradeciendo poder calmar y alimentar las celulas de mi cuerpo. Mastico y siento todo el proceso de la digestión. La acidez del tomate rojo, fresco, en mis papilas gustativas y la suave tortilla que agradezco de corazón, cocinada a fuego lento y con el cariño de mi madre. Al terminar, desinfecto el plato y los cubiertos por protección.

Siento el calor en mi habitación. Me imagino en un mar en calma, con una brisa suave y agradable y el calor desaparece.

Fuera, en mi pueblo, celebran la Fiesta Mayor. Pronto las lágrimas de San Lorenzo se verán en el cielo y pediremos deseos a las estrellas fugaces. Esta vez, no desde la playa sino desde estas cuatro paredes que me acogen y cobijan.

Doy gracias por este techo y por mi hogar.

Mi hermana se encuentra bien, ella está bien. Suspiro aliviada. Mi familia está bien y va a seguir así, me digo con confianza.

Tiempo de internamiento, de confinamiento, de entrar en mi, de crear, de escribir, de pensar, de agradecer, de atender, de sentir y de tomar decisiones para el nuevo mundo que voy a crear a partir de ahora. Voy a tener claro con quien puedo contar y a quien debo soltar.

El momento es ahora, el lugar aquí. Ya no importa como fue. Creo mi presente a cada paso que doy. Quiero crear un blog. ¿Sabré cómo ponerme a ello?

Siento el pálpito de mi corazón presionando el pulgar, en mis manos. Las ideas aparecen a mi mente de manera precisa y abundante. Mil ideas para experimentar y difundir. Sé quien soy. Soy.

Miro en el móvil el ojo de Dios. No estoy sola aunque externamente pueda parecerlo. La magia sucede a mi alrededor, dentro mío, me habita. Me dejo llevar.

¿Vas a estar?

Descansar. Necesito descansar. Dormir. Soñar. Sanar. Confiar. Respirar profundo. Brillar. Vibrar alto. Amar. Cantar. Bailar. Comer. Olvidar. Recordar. Andar. Leer. Escribir. Mirar. Colorear. Crear. Hablar. Observar. Cerrar los ojos. Sentir. Acariciar. Besar. Cosquillear. Ojear. Ganar. Motivar. Inquietar. Maravillar. Comprender. Rescatar.

Equilibrio. Flexibilidad. Calma. Meditación. Quietud. Movimiento. Descanso. Sueño. Caricias. Besos. Abrazos. Contacto. Esperanza. Cura. Sanación. Bienestar. Presencia. Ausencia. Dibujos. Naturaleza. Amor. Alegría. Baile. Canto. Comida. Juego. Brillo. Sol. Estrellas. Nubes. Agua. Llama. Fuego. Calor.

¿En qué pones tu atención?

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Núria Serra Alsina

Escribiendo con los sentimientos a flor de piel.

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